Con motivo del CXIV aniversário del comienzo
de la Revolición mexicana les comparto este libro. Es increíble como a pesar de ser un libro que
se escribió hace ya ciento dieciséis años puede reflejar una realidad muy
actual. Entre parapetos, disfunciones, desigualdad, y otras tantas cosas que se
viven en México hoy en día.
Una disculpa por el retraso
para actualizar el Blog, fue debido a un par de fallas técnicas de este lado
del monitor.
Espero que les agrade.
México Bárbaro(1908). Es un
ensayo político escríto por el periodista norteamericano John Keneth Turner, usando un sentido analítico, claro y objetivo. En la época
de Porfirio Diaz, época en que pareciera que México estaba sumergido en
un profundo letargo y en que la historia del pueblo mexicano llegó a
una esquina del tiempo, y se empezó a cuestionar
un sistema de gobierno que mantuvo a todo un pueblo
sometido a una dictadura de 30 años. La primera edición como libro se
hizo en 1911. Desde entonces se ha reeditado en varias ocasiones tanto en
México como en EEUU, su intención en el
momento fue dar a conocer en los Estados Unidos los acontecimientos
que se daban en México en época del México del Porfiriato y pre
revolucionario. Describiendo la esclavitud humana que se practicaba en lugares.Todas
las redacciones, vivencias, textos y entrevistas de John Kenneth, son plasmadas
de una forma ya tangible que muestra a quien lea éste texto, lo que México
estaba viviendo.
Turner, haciéndose pasar
por un millonario norteamericano dispuesto a invertir en un negocio en México,
entre 1908 y poco antes de la Revolución da a conocer el estado esclavista que sometió
a la mayoría de la población indígena y mestiza del país en pleno siglo XX
A lo largo de este ensayo
se hacen dos profecías:
“México está a punto
de iniciar una revolución a favor de la democracia" y…
"Los Estados Unidos intervendrán con fuerzas armadas, si es necesario, para sostener a Díaz o a un sucesor dispuesto a continuar su asociación especial con el capital norteamericano".
"Los Estados Unidos intervendrán con fuerzas armadas, si es necesario, para sostener a Díaz o a un sucesor dispuesto a continuar su asociación especial con el capital norteamericano".
Capítulo I.- Los esclavos de Yucatán.
La historia comienza, cuando el periodista John Kenneth
Turner se encuentra con cuatro reclusos mexicanos exiliados en la prisión de
Los Ángeles por conspirar contra el gobierno de Díaz. Ellos le
platican sobre la situación en México, donde aun se podían ver esclavos. Él
quiere verlo con sus propios ojos, así que emprende un viaje.
John Kenet Turner y su esposa |
La manera en que los "magnates del henequén",
(planta cultivada durante siglos en la región), hacían trabajar en las grandes
haciendas a indios mayas y yaquis mandados desde el norte del país
por el mismo el gobierno, desterrándolos y arrebatándolos de sus familias. Eran
forzados a trabajar jornadas excesivas e inclusive podían ser comprados y
vendidos. Yucatán una de las ciudades más bellas y ricas del país, pero a
un costo inhumano.
Los hacendados exhibían su complicidad con el gobierno, mas
nunca se atrevieron a llamarle esclavitud. Estaban conscientes de que la
esclavitud está prohibida en la constitución mexicana pero parecían
creer que al nombrar a su sistema "servicio forzoso por deuda"se
les eximía de tal falta a la constitución.
Capítulo II. El exterminio de los yaquis.
Los yaquis eran "indios" mandados del norte,
conocidos por ser los más fuertes, resistentes y confiables. A los
norteamericanos del norte, dueños de los ferrocarriles, les molestaba que
fueran exiliados para llevárselos a trabajar a Yucatán, pues los consideraban
excelentes trabajadores. Ellos no los llamaban indios en
el concepto norteamericano, pues éstos no son empleados.
Explica la situación de estos yaquis, a partir de
un decreto del propio presidente para mandarlos a Yucatán. Este decreto se
valía del supuesto de que los yaquis eran conflictivos, a tal grado que para
poderlos exterminar se ordenaba que a cualquier yaqui se le debería atrapar y
mandarlo a Yucatán al sur del país para que sirvieran como esclavos en las
haciendas henequeneras, donde morían a los seis meses por los malos tratos y
el clima diferente.
Capítulo III. En la ruta del exilio.
Acompaña en su largo viaje por tren a los indios yaquis
desterrados a Yucatán para observar el "último capítulo de la vida de
la nación yaqui". Ahí es testigo de la forma en que familias
enteras son desmembradas cruelmente, así como las confusiones que se daban al
reclutar yaquis. Se llevaban a cualquier persona, aunque sólo estuviera
pasando por ahí, no se hacían distinciones de otros grupos étnicos.
Al llegar a su destino los hacendados casaban a
las mujeres con extraños para crear nuevas familias que produjeran
más mano de obra, familias nuevas que podían ser vendidas después en mil
pesos por persona. Las mujeres yaquis no podían evitar llorar ante la idea de
regresar con sus familias al lugar de donde fueron arrancadas.
Capítulo IV. Los esclavos contratados de Valle Nacional.
Uno de los lugares más temidos del México
de princípios del siglo XX era la región tabacalera de Valle Nacional
en el estado sureño de Oaxaca. Los esclavos que trabajaban en las
haciendas tabacaleras eran gente era traída desde todos los puntos de la
república ya fuera por medio de contratos falsos, por arresto
policiaco o bien por secuestro descarado.
Al principio muchos de ellos llegan pensando que son
trabajadores libres, pero en cuanto se les ocurre pedir que los dejen salir es
cuando se dan cuenta de que son en realidad prisioneros. Los convencen de que
tienen una deuda pendiente que solamente pueden pagar con trabajo.
Capítulo V. En el valle de la muerte.
Una vez más bajo el disfraz de un probable inversionista, Logró observar la vida de los esclavos en las haciendas
tabacaleras, y confirmó los rumores de algo que al principio no hubiera podido
creer. Valle Nacional era mucho peor que Yucatán. Llevar a alguien a la cárcel
era la vía más fácil de hacer que terminaran trabajando en el esa zona de
tabacaleras también conocida como "tierra caliente".
El jefe político de Pachuca, por ejemplo, tenía un convenio
donde recibía dinero por cada trabajador que les mandara. Los
conseguía aprehendiéndolos en las calles, ya sea por delitos reales o
imaginarios, hasta que forman un acuadrilla y se les envía hasta ahí. No importaba
tampoco la edad, pues se podían conseguir incluso niños para la jornada.
Capítulo VI. Los peones del campo y los pobres de la ciudad.
En algunas partes se admite que hay esclavitud en México,
pero nunca se hace responsable de ello el gobierno a pesar de que resulta difícil
de creer que no pueda estar enterado del asunto tan bochornoso en que la
tercera parte de la población esta involucrada.
Si bien las condiciones de los trabajadores del campo
durante el Porfiriato no eran para nada justas, la vida en las
ciudades mexicanas de principios del siglo pasado no era mucho mejor. No había
ciudad que en ese entonces pudiera considerarse civilizada. Era increíble ver
como muchos vivían con las condiciones insalubres de los barrios pobres.
Conoció los mesones, albergues baratos para gente
de clase trabajadora donde pudo observar que por tres centavos se
podía rentar un pedazo de suelo en una habitación para pasar
la noche. En dicha habitación se podía llegar a alojar hasta doscientos
huéspedes sin distinción de sexo, situación que originaba que varias de
las muchachas que entraran fueran acosadas por los hombres.
México tiene todos los recursos para ser
una nación tan prospera como cualquier otra y no hay ninguna razón
para que sufra de tantas carencias y pobreza extrema.
Capítulo VII. El sistema de Díaz
Maximiliano de Absburgo |
Tal vez no deba de culparse a Porfirio Díaz de que antes un
peón pudiera tener su pequeña parcela y ahora no tenga nada, o de que la
esclavitud se haya restablecido en México. Principalmente se debe culpar de la
degradación mexicana al sistema de Díaz, ya que aunque él sea pieza angular de
éste, existen otras personas que lo sostienen y sin las cuales todo se vendría
abajo.
Díaz encabezo tres rebeliones contra un gobierno pacifico
que además había sido elegido popularmente, y en tres ocasiones se presentó
como candidato a la presidencia. Desde entonces se demostró que el pueblo no lo
quería como su mandatario. Después entro a la capital de la república con su
ejército y se proclamó a sí mismo presidente.
Ya que no se puede gobernar un país contra su voluntad, Díaz
lo privó de sus libertades. El régimen de Díaz se puede entender como uno donde
el pueblo mexicano está controlado a la fuerza. Arreglando elecciones,
interviniendo en la prensa, con la fuerza militar a su servicio y los fondos
mal distribuidos, fue capaz de crear una farsa de su gobierno.
Durante este tiempo prácticamente arrebató las tierras
mexicanas a su pueblo que se veía desprotegido y se las entregó a extranjeros
a cambio de dinero que no se vería utilizado en el bienestar del
pueblo.
Capítulo VII. Elementos represivos del régimen de Díaz.
Para el gobierno de Díaz era de suma importancia contar con
un elevado número de soldados, policías y rurales que se encargaran de poner
orden entre la aterrorizada población.
Se secuestraba gente para enviarla a trabajar a las
haciendas y eliminaban a quienes se atrevían a criticar ese sistema inhumano de
vida. Los poderes gubernamentales, a parte del ejecutivo, no eran más que el
puro nombre y sombra de ellos. Ya no existía ningún puesto de elección popular,
así era como hasta el mismo presidente se reelegía en varias ocasiones por una
unanimidad que sólo podía darse ya que se encargaba de eliminar a todo
adversario.
Aquella perfecta dictadura no se había llevado a cabo sin
lucha, muchos asesinatos tuvieron que presentarse y se seguían dando. Un
sistema tan inhumano de opresión dictatorial no podía existir sin los elementos
necesarios de intimidación a la población. El ejército era cinco veces más
grande que antes, a pesar de que eran tiempos de paz. Se reforzaba internamente
y no en la frontera, obviamente preparado para una revolución interna (más
cercana que el pretexto de la invasión extranjera).
Capítulo IX. La destrucción de los partidos de oposición.
Muchos patriotas mexicanos murieron por tratar de sacar a su
pueblo de la esclavitud. Durante el gobierno de Díaz los mexicanos seguían
muriendo, pero ahora por causa del régimen inhumano al que eran sometidos.
A través de la fuerza publica, intimidaban a la población eliminando a todo aquel que se atreviera a
criticar o quejarse de su régimen o simplemente se dedicaban a secuestrarlos
para llevarlos a trabajar en las haciendas y explotarlos como a los otros
esclavos. La población vivía en constante temor.
También eran aprehendidas y eliminadas aquellas personas que
secretamente hacían reuniones con la gente que no estaba de acuerdo con el
régimen porfirista, e intentaban formar algún tipo de agrupación o crear
partidos políticos para tratar de derrocar a Porfirio Díaz. México no gozaba en realidad de libertad política,
todo eran promesas. Hubo importantes movimientos de oposición terminados de
manera fatídica como en la matanza de Veracruz, y las misteriosas muertes de
sus opositores electorales. "Mátalos en caliente" era su dictado.
Capítulo X. La octava elección de Díaz por
"unanimidad".
La campaña presidencial del Presidente Díaz, con su octava
"elección por unanimidad" fue seguida por los periódicos del país. A
pesar de que estos estaban controlados por el mismo presidente y mucha de
la información era manejada a su favor, narraban varios incidentes
injustos que seguramente fueron peores de lo que decían, o podían decir.
Durante la campaña el presidente anuncio en
una entrevista que por ningún motivo consentiría en aceptar un nuevo
periodo y que cualquier partido de oposición que se presentara seria tomado
como un bien. Para él, nuestro país por fin estaba listo para una elección y
cambio de gobierno.
John Keneth Turner |
No hubo llamado a las armas o revolución en
ninguna forma. El partido Demócrata de oposición fue creado en
una atmósfera de respeto. Pero en cuanto comenzó a tener popularidad,
el Gral. Díaz actuó para destruirlo. Procedió contra los militares y expulsó de
sus escuelas a estudiantes, cualquiera que apoyara a Reyes o se expresara
contra Díaz era acallado. Pronto los jefes del movimiento democrático
sufrieron persecuciones y encarcelamientos por crímenes dudosos.
El día de las elecciones había soldados vigilando las
casillas, manteniendo una amenaza contra quien se atreviera a votar contra Díaz
y Corral. El conteo fue una mera formalidad para anunciar que México había
elegido a Díaz "casi por unanimidad".
Capítulo XI. Cuatro huelgas mexicanas.
Aunque hubo muchos acontecimientos que mancharon
de sangre las manos de Porfirio Díaz, las huelgas de Cananea, en
Sonora, y Río Blanco, en Veracruz, fueron los hechos más horribles de represión
y de injusticia que se conozcan no solamente en México, sino en el mundo
entero.
La fábrica de textiles de Río Blanco no contaba con
reglamentos contra el trabajo de menores, indemnización
ni salario justo. Trabajaban en condiciones casi suicidas expuestos a
químicos que deterioraban su salud. Literalmente no tenían derechos.
Incluso así, la fabrica recibía pleno apoyo por parte del gobierno.
Aparte de estas carencias, los empleados tenían que pagas
dos pesos a la semana por albergue y recibían como salario cupones que
solamente podían ser canjeados en tiendas que les cobraban casi el doble por
artículo. De esa manera la empresa recuperaba su dinero, y mantenía a
los inconformes obreros.
Bajo estas condiciones era de pensarse que los trabajadores
con justas razón terminarían por rebelarse. Después del transcurso cuatro
huelgas que se dieron por los mismos motivos de tratos indignos,
el estado ordenó la masacre inmisericorde del pueblo trabajador
solamente por haberse atrevido a reclamar sus derechos.
Capítulo XII. Críticas y comprobaciones.
Después de la publicación de los primeros cinco capítulos de
este libro en The American Magazine, Kenneth recibió una gran
repuesta en cartas abiertas en otros periódicos o dirigidas personalmente.
No todas están cartas lo apoyaban. Le fueron
entregados documentos de personas que comprobaban
sus investigaciones y aumentaban lo que quería dar a conocer. El
resto de las cartas lo acusaban de difamador y exagerado, la mayoría venía de
parte de estadounidenses que utilizaban el sistema mexicano para su beneficio y
se sentían demasiado cómodos con éste como para dejar que fuera desacreditado.
Trataban de describir a México suavizándolo de los horrores
del sistema esclavista. De cualquier manera, muchos de ellos caían en
contradicciones o terminaban por admitir parte de las afirmaciones.
Capítulo XIII. El contubernio de Díaz con la prensa
norteamericana.
La influencia que el Presidente Díaz tenía sobre la prensa
de estados unidos estaba basada en intereses mutuos. La situación en revistas
al igual que libros es que muy pocos se atreven a criticar el
gobierno de Díaz, mientras la gran mayoría lo alaban de manera exagerada.
Pocas defensas hacia el libro de México Bárbaro se han hecho
públicas en las revistas norteamericanas, pero se han apresurado las
publicaciones muchos otros libros llenos de halagos hacia Díaz, e incluso se
han suprimido impresiones de aquellos pocos tirajes que lo critican.
Indio Yaqui |
Tal es el caso de El Egipto Americano, que a los
seis meses de llegas a Estados Unidos era imposible conseguir una copia, aunque
solamente mencionaba en alguna parte el esclavismo en Yucatán.
Mientras muchas de las revistas pertenecen al Ferrocarril Sudpacífico y otras a
los intereses de Wall Street, todas se unifican en alabanza a Díaz. Y es que
tanto la Southern Pacific Railroad Co. como Wall Street se interesan
en la explotación de México a su favor.
Capítulo XIV. Los socios norteamericanos de Díaz.
Se podría denominar a los Estados Unidos como socios por
conveniencia en la esclavitud mexicana. Después de medio siglo de haber
liberado a sus esclavos negros, se vuelve un esclavista en país extranjero.
Todo esto tiene un provecho para Estados Unidos. Al estar a favor del régimen
en México, se vuelven un factor importante para que éste continúe. De esa
manera se dan asociaciones en negocios y alianzas que terminan por
convertir a México en una "colonia esclava de Estados Unidos"
La asociación del capital norteamericano con el Presidente
Díaz, no sólo pone a los trabajadores esclavos a disposición de los
capitalistas, sino que también les permite utilizar el sistema de peonaje y
mantener a los asalariados en el nivel mas bajo de subsistencia. Es por eso que
los Estados Unidos habrían de intervenir en el supuesto de una revolución
contra Díaz, ya lo habían hecho aplastando los primeros síntomas de una
revolución hasta que ésta asumiera mayor gravedad.
Capítulo XV. La persecución norteamericana de los enemigos
de Díaz.
Dada esta unión entre norteamericanos y Porfirio Díaz,
existen muchos casos en los que para exterminar a los enemigos de Díaz que se
han refugiado en Estados Unidos, los funcionarios públicos hacen aun lado todos
los principios respetados por siglos para permitir su captura por mercenarios.
Incluso permitiéndole el uso de sus tropas para que Díaz
pudiera vengarse de algunos de sus enemigos, Estados Unidos ayuda a ahogar un
movimiento que desde mucho antes pudo haber adquirido la fuerza suficiente para
regresarle a México su soberanía y libertad. Díaz mantenía en Estados
Unidos a espías y mercenarios bajo el falso título de cónsules, provistos del
dinero suficiente para sobornar a funcionarios norteamericanos, suprimir
periódicos, encarcelar a sus directores y perseguir a cualquiera.
Capítulo XVI. La personalidad de Porfirio Díaz.
Muchos norteamericanos tienen la idea de que, en persona,
Porfirio Díaz es una muy buena persona. Pueden atribuírsele grandes actos; pero
si ha detenido el progreso de una nación entera, la historia no debe absolverlo
de este delito. Lo que cuentan no son las pequeñas virtudes o defectos,
sino el saldo.
Considerando el concepto de criminalidad, y puesto que fue
el dictador con más poder en ese tiempo, Porfirio Díaz debería ser llamado el
criminal más grande de la época. Aun así es comprensible la concepción casi
unánime que los norteamericanos tienen de su personalidad, no han tenido la
posibilidad de juzgar por si mismos siendo más fácil seguir lo que otras
personas dicen de él.
Porfirio Díaz es en verdad un hombre sorprendente
y debe ser un genio en algunos aspectos, sin embargo se le puede
atribuir el retrazo de México en muchos aspectos, con una paz fingida y a punta
de pistola. Puede que sea un ser generoso en cuanto a los amigos más cercanos,
pero al hacerlo exhibo un desprecio hacia en bienestar público.
Capítulo XVII. El pueblo mexicano.
Finaliza la obra discutiendo los argumentos que los
norteamericanos suelen usar para defender el sistema mexicano. Dicen que el
mexicano, por su etnología, no es apto para ser tratado de otra manera, no está
listo para la democracia, y la única manera de que sean de algún provecho es
esclavizándolos.
Es verdad que la mayoría del pueblo era iletrado; pero eso
no significa que fuesen estúpidos. En realidad, los mexicanos tienen más
fuertes tendencias artísticas y literarias que los norteamericanos y menor
inclinación hacia el comercio y la mecánica. La falta
de educación del pueblo mexicano no se debe a
una inteligencia menor a la promedio, sino a las condiciones de
pobreza que los obligan a trabajar desde pequeños y dejar a la
educación como algo secundario.
Conclusión: México Barbáro es un análisis muy extenso de temas que ademas de haber sido incluso estremecedores en su tiempo, tanto para propios como para extranjeros, esmuy interesante como ciento dieciseis años pueda ser tan parecido a una realidad actual.
Se debe de tener en cuenta que las criticas extranjeras hacia México solo se aceptan las criticas que se consideran "buenas" por lo contrario cuando es un tema de contrapúnto se desprecia sin analizarlo. Así mismo fue en su tiempo con este libro, tanto por parte del gobierno de Díaz como por sus asociados estadounidenses. al mostrar estas narraciones logran hacernos reflexionar sobre la decadencia de un país que por momentos ni siquiera parece ser el nuestro, aquel que creemos conocer.
La narración de las vivencias de Turner en aquel México Bárbaro, es enganchante al mismo texto, tal vez por el morbo o por la simple curiosidad que genera mediante las vivencias, los pasajes y los hechos denigrantes que describe.
Ahora solo queda pensar, en que le espera a la nación mexicana a futúro. Si bien no puede decirse que la mentalidad no ha cambiado, lo que no termina de cambiar es el que los hechos que no deberían ser permisibles en nuestra sociedad sigan viendose como algo normal y cotidiano.