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El Jazz es la única música en la que la misma nota puede ser tocada noche tras noche, pero cada vez de manera diferente.Ornette Coleman

miércoles, 24 de mayo de 2017

Lo Nacional Es Como Sonreír Con El Esfinter Anal

Les comparto este breve análisis de la vida según Jorge García Robles publicado en el complemento cultural del periodico La Jornada a mediados de los 90's


LO NACIONAL ES COMO SONREÍR CON EL ESFINTER ANAL

La épica me pica, la lírica me irrita, tu piel me descalabra. Oh silueta vergonzante que acuñas monedas en tu ¨coño monetario internacional¨ con créditos insolutos e intereses nivelados. Mujer de labios hirsutos, de flits y melodramas, No sabes nada de ti, soy la enciclopedia de tu vida, el diccionario de tus actos, has de consultarme para elegir tu camino, Sin mi te pierdes.



Soy como Fausto antes de que principie su historia, como Hamlet al momento de su muerte, como Jesucristo terminando de cenar. Tuve que despreciar profundamente al mundo para aprenderlo a amar. No tengo principios, por eso los puedo tener. No busco nada, dejo que las cosas me encuentren.



La mayoría de las personas me parecen estúpidas, hay quienes lo son  creen no serlo, son los mas estúpidos, hay quienes lo son y no les importa serlo, son los menos estúpidos. Yo soy un estúpido que no lo es, asumo mi estupidez con probabilidad, como una probabilidad totalmente viable de ser. Pero no me quedo en ella, A veces me harto de no ser un estúpido y retorno a serlo, descanso. Ser un estúpido es una delicia entonces, contemplo mi cuerpo y sus movimientos estúpidos, escucho mis palabras y sus frases estúpidas, después me canso y vuelvo a la cautela. También es una delicia entonces.



¿Porque me gusta tanto el olor de tus pies? Tus sienes color avena,  tus setas silenciosas, tu culo gris. Danzo cociéndome en el jugo de tu carne, en las pulpas encharcadas de tus ansias. Deslizo mi lengua por los acantilados de la tuya, por el desagüe de tus muslos, por tu paciencia y sus cartílagos, por los viaductos de tu boca, por las aristas de tus trabes ¿Por donde espurreas tanta belleza?



No necesito leer una sola frase para entender la condición humana y su historia ni libros o universidades para saber como se comporta el universo, si leyera o estudiara no entendería nada. No necesito telescopios o microscopios para conocer las cosas, me basta con dirigir la mirada al interior de mi cuerpo para entenderlo todo, mi método de conocimiento es cerrar los ojos y viajar a alta velocidad. El caso es que a veces no entiendo las cosas hasta que ellas me hacen entenderlas, siempre digo; no hay que entenderlo todo, aguanto cinco minutos. Después de nuevo al tropel. Me gusta el tropel porque se que en algún momento desaparecerá, me gusta la calma porque se que también en algún momento  desaparecerá también. No me deberían de gustar por eso, pero me gustan por eso. No lo puedo evitar, solo me importa lo que sigue y nunca se que es lo que sigue, todo se zurce inesperadamente.



Cefalia es bella por no saberlo, suculenta por su ausencia de apetitos, le sale flujo vaginal por las pupilas. Una caverna en la entrepierna, achongada por los hombros, aherrojadas las axilas, una abeja de nariz, un microbio de ombligo, zurra perlas, orina agua bendita, excreta flores. Tiene el cuerpo en forma de heno.



No creo en nada, nada me afecta; logre expulsar el melodrama de mi vida. La religión es la causa de la queja, del sollozo. Es su culpa que lloren los auto conmiserativos. Yo no me compadezco de nadie, de nadie. Puedo dar dinero a manos llenas a los indigentes sin apiadarme de ellos, puedo acompañar a un amigo en su dolor sin conmoverme en absoluto, me emociono pero en seco, me enamoro y no importa. Pero a veces lloro y me dreno, lloro y le acaricio el cabello a la vida, lloro feliz y entiendo el ladrido de los perros, el canto de los galgos, la risa de los niños, lloro y me lavo las vergüenzas. A veces creo entender a Cristo, pero no quiero ser cristiano, prefiero guardar silencio y azorarme con las cosas, sentarme y no hacer nada, pasar el día observando la plantas y el cielo.



Y es que tengo hambre de tus filetes estriados, de tu ombligo picoso, de tus salsas blancas, de tus huesos color pan, de tus carnes envueltas en pencas de agave, de tu alma ajuna. Tus gluteos y las partes blandas de la tortuga se asemejan, tus senos y la papada del cebú se emparentan. Oh cocinera de mi sexo que me obligas a ponerme a dieta cada vez que devoro tus viandas, nada me sacia, sigo con hambre, como y nada sucede, como y no excreto. Los recuerdos ya no rebotan, no me sueltan la mano, me dejan solo. Mi flora intestinal ya no me cree digestivo, quisiera que mi estomago me devorara, que mis dientes me arrancaran la piel, que mis nariz descubriera mis desganos.



Eres como un portafolio llena de cartas sin firmar, de cuentas por saldar. Y tu cuerpo liquido como tus muslos, plástico como tus glándulas , pineal como tus gestos, hectagonal como un rosario, mineral como las piedras. Vivo en la peor ciudad del mundo, un día moriré en el asfalto y nadie se enterará. No me importa, no necesito a nadie. Puedo vivir perfectamente solo acostado en mi cama. Pensando en los alquimistas medievales, absteniéndome sexualmente durante meses o masturbándome tres veces al día, puedo adorar a una mujer y abandonarla en el momento. Todo bajo mi voluntad, puedo escupirle al mundo o adorarlo y rendirme a sus pies, puedo ser acervamente vulgar o exquisitamente decente, puedo dejar que el dolor me haga pedazos o producirlo con absoluto calculo, puedo ser el mas humilde o el mas soberbio de los hombres. Es lo mismo, nada me es ajeno, no es posible danzar sin bajar de peso, sin fumigarse uno mismo.



Bien mi adorada ven, ten mi verga cárnica  esta suelta, atrápala. Viaje con boleto de ida, es de regreso no es seguro. Olvida tus abartulados lastres moralindes muévete sierpe abecedárica, muévete y goza como si el mundo se te metiera en el coño, como si una montaña te fornicara.



Las mujeres son bellas, ninguna otra cosa mas bella. Porque son cosas, mientras quieran ser mujeres serán cosas, cuerpos metidos en latas de conserva, vegetales humanos. Cuando renuncien a ser mujeres dejarán de ser cosas. El sexo no me importa, es demasiado simple. Tengo que ser modesto y no desear a Dios, tengo que ser humilde y aceptar mi condición humana. Así es la vida. como una sábana remendada, como una piscina a medio llenar, como la dureza de tus rodillas. La academia a muerto, viva la muerte. Todo está escarapateado, me estorba la gente. Quitense de mi camino, gente anódina. Estoy rodeado de vulgaridad, de piojosidad; los hombres no son iguales. Dios nos libre de la democracia, solo las razas son igual... de estúpidas, yo no soy igual a ustedes masuda gente, jamás lo he sido, jamas lo seré. Soy peor o mejor que ustedes, pero no igual, lo mismo ustedes, son peores o mejores que yo pero no iguales. Los tiempos modernos son los mas vulgares que han existido, los mas bajunos.



Adiós señores, pequeñas almas, los dejo con su chatarra vivencial. Oh cefalia que extraño la sonoridad de tus ronquidos, la sinfonía de tus agruras, el contrapunto de tus regurgitaciones. Tu habla era una función digestiva, dormías y parecías estar sentada en el excusado, eres como un botiquín lleno de medicinas con las etiquetas cambiadas. Así te amo, con los pelos púbicos hechos trenza, con los pelos de las narices salidos medio centímetro de las fosas, así manceba ubérrima, legumbre recién lavada. Un manto recubre tu piel, el de la intemperancia. Cefalia no es mexicana, nadie es mexicano, México no existe, ningún país existe, los países no tienen alma, solo las personas, las estrellas, los animales, las plantas. No las naciones, los partidos políticos, las asociaciones, las familias. El alma huye de ellos, de sus angosturas. Los hombres, no la humanidad tienen alma. Y es que es necesario aclarar ciertas cosas, como que resulta necesario aclarar ciertas cosas.



Exprimo una jerga pringosa, abro mi boca y dejo que el agua caiga en mi garganta, así es la vida me gusta, pero no tengo ataduras con las convenciones, el asunto con las convenciones esta en no creerlas, no en rechazarlas, las convenciones pueden servir de andamiajes, de instrumentos auxiliares, de soportes. Alguna vez probé quedarme en ellas, me metí hasta adentro de sus arcanos, me asfixié, salí corriendo, entendí que no tenía sentido criticarlas, que eso era darles demasiada importancia, que vivía invadido de convenciones pero era posible esquivarlas sin resentimientos, sin rencor, con destreza, con exactitud, menospre-ciandolas en silencio. Lo inferior ha de servir a lo superior.



Los espejos no mienten, delatan, son mudos, desnudan, son puros, no son nada en si mismos, inmaculados, viven para lo demás, son lo demás. Cada vez los recuerdos encajan mas a las siglas de tus muslos, rojos como las mandarinas de la luna, como los omóplatos del sol, como las tiras de lluvia. Amor consonante, amor calzonante, amor demudado de dierecis, amor acilindrado.



¿De donde sacaste ese olor a jaiba? me paso el tiempo rebanando tu recuerdo fregando los pisos de mi memoria, buscando un hueco donde gritar mi añoranza, ladrandole a Dios. Oh que me vuelto como el paté de higado de ganzo; fatuo, pancreatico, pambil. Estoy a punto de cortar mis lazos con el mundo pero a proposito retraso mi partida.



Cefalia, te dejo porque me envían señales de otros mundos, señales rutilantes. Las mujeres estorban, por lo general solo sirven para segregarles sustancias en su interior, para lamerles la piel, para escribirles poemas. Cefalia, no me sacian tus labios color purpura, tus ojos de retablo. Quiero ir mas allá de tus temblores, me asomo por ultima vez a tu cuerpo, me despido de tus hervores, luego el vértigo. Adiós militante del partido de la carne, adiós sabandija adorable, tengo que morir antes de renacer y luego vuelve el caos otra vez y le doy la bienvenida.


¿Que me importa en la vida? creo que Dios, creo que la magia, creo que todo lo que no se nombra, todo lo que no encaja en la anchura de las lenguas, dela... de la puerta. Frente a mi hay una puerta, me siento a contemplarla, me acostumbro a vivir a su lado, al cabo del tiempo me decido a abrirla, extiendo mi mano y siento la superficie cristalina, observo de cerca. No es una puerta, es un espejo.